Notas publicadas en los diarios

Revista VIVA (domingo 17 de junio)

Un día de aquellos en el Pellegrini


Alumnos, padres autoconvocados y un gremio docente resisten al rector designado. Hubo toma, pero con dictado de clases y control de asistencia.

Sin elegir el gusto, separó los sobrecitos de sopa de la alacena y los metió en la mochila del colegio. La hermanitamás chica le juntaba mientras todos los buzos que le pudieran entrar sin poner en riesgo la movilidad. Por las dudas, cargó con la bolsa de dormir. "Antes hablé con papá y mamá y ellos sabían que podía haber una to ma y que yo iba a estar ahí." A los 16, esta chica espigada, de riguroso jean, limpia de maquillaje y de bijouterie va por el cuarto año del
turno vespertino del Carlos Pellegrini. El Pele, como le dicen, no es cualquier colegio, sin desmerecer a ninguno en especial: es uno de los dos secundarios (el otro es el Nacional Buenos Aires) que tiene la Universidad de Buenos Aires.
Ya desde ese diminutivo se intuye que los 2.500 alumnos que alberga atesoran un grado de orgullosa familiaridad con esa centenaria institución, palabras que a ninguno de ellos se le ocurriría usar para nombrarlo. No es la primera vez y, seguramente, no será la última, pero mayo y junio de 2007 en la historia todavía por escribirse no aparecerán tampoco como otros meses cualquiera. ¿Por qué? El cartel que colgaron los alumnos en la puerta enmarcada por dos femeninas estatuas que se agarran (vaya a saber por qué) la cabeza como si algo estuviera por ocurrir lo dice todo: "Colegio tomado. Hay clases con normalidad". Este aparente contrasentido (toma versus clases) fue la primera característica sorpresa de una situación que se aleja de las tomas de manual que impiden el dictado (otra palabra que no usarían los chicos) de clases. La otra sorpresa resultó propiedad de los padres. En lugar de estar en contra de la toma, estuvieron activamente a favor y hasta pagaron solicitadas en los diarios.

Si algún lector hubiera seguido en esos días el conflicto vería que el rector de la UBA, Carlos Hallú, había elegido ad referendumpara el Pellegrini (esta vez sin diminutivo) a un rector, Juan Carlos Viegas. Alumnos, casi unánimemente, docentes de uno de los gremios que lucha por la titularidad (la Asociación Gremial Docente de la UBA), algunos no docentes y padres (el genérico sale de que hubo más de setecientos autoconvocados en cada una de las reuniones y, como se sabe, no todos van) resistieron. Viegas fracasó entonces en sus intentos de entrar al colegio, rechazado en la puerta por padres, alumnos y docentes. Hubo, sí, docentes y no docentes (muchos preceptores) que hicieron huelga. Pertenecían a la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera). Ellos decían que hasta que no hubiera normalidad
no darían clases. Los demás retrucaban con que buscaban desestabilizar, para quebrar la resistencia contra alguien que –aseguran – venía a terminar con el proyecto educativo que eligieron –humanista, pluralista, crítico– y reemplazarlo por otro más técnico administrativo, con clara orientación contable. En palabras de los padres, en convertir al Pele en un apéndice de la Facultad de Ciencias Económicas y a sus alumnos en mano de obra barata a través de pasantías en empresas.

Hasta aquí el problema todavía en plena evolución, al momento de escribir esta nota. Por eso el uso de los verbos en pasado, aunque quizá todavía podría ser presente. Por eso, también, lo que sigue es un intento de rescatar para la memoria el clima de esos días iniciales de la toma y acompañar las fotos.

Julián Asiner, 18 y con buen promedio en sexto año de la mañana, es presidente del Centro de Estudiantes, liderado por el Frente de Estudiantes en Lucha (FEL), donde conviven integrantes de la UJS (Juventud del Partido Obrero) e independientes, explica: "El lunes y martes de la última semana de mayo hubo toma sin clases y nos quedamos a dormir. Hicimos comisiones
para controlar la puerta, de seguridad, de limpieza, para que el colegio estuviera en buen estado, pero también talleres de murales (para que se pintara en determinados lugares y no cualquier cosa), sobre la legalidad y la legitimidad".

El 28 de mayo a la noche, los noticieros hablaban del día más frío del año. A los 14 (al final, cuándo se es demasiado joven para participar) un chico (los nombres se reservan) con brackets, de segundo año turno tarde, había logrado "autorización de mis padres para venir", a pesar de que temía represalias "físicas y de las otras, que te echen del colegio o que no te den la reincorporación por haber participado de la toma". Otro chico, de rastas cortas, de 17 y en quinto año de la tarde, recordaba que "se hicieron talleres de recreación, de juegos y murgas porque sabemos que no se puede pasar todo el día en debates o escuchando charlas. También hubo chicos que se pasaron toda la noche jugando al fútbol". La chica del comienzo no se borra de su cabeza que fue una de las 20 personas que cocinaron un guiso (pelado de cebollas incluido) a las ocho, en una gran olla que les prestaron los alumnos que hacen ollas populares para los indigentes en la plaza cercana al colegio. Después, la mayoría de los 300 alumnos que participaron de la toma buscó el anfiteatro o aulas con pocas ventanas porque, como otros colegios porteños, en el Pellegrini tampoco había gas.

Más adelante, para suplir a los preceptores, los alumnos pasaban una hoja para controlar la asistencia a clase, aunque sabían que la normalidad en el funcionamiento podría estar a la vuelta de la esquina del Pele o muchísmo más lejos de sus intenciones.



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DIFERENCIAS EN LA UBA POR EL PELLEGRINI


El vicerrector de la UBA, Jaime Sorín, se mostró hoy contrario a la designación de Juan Carlos Viegas al frente de la escuela Carlos Pellegrini, al objetar el proceso por el cual se nombró a la actual autoridad del colegio preuniversitario.



"No vamos a votar a favor de Viegas en la reunión del Consejo Superior" afirmó Sorín en declaraciones a la prensa, en cercanías de la sede del Rectorado de la UBA, donde debía sesionar a las 9 el plenario para refrendar la designación de Viegas.
En este sentido, Sorín sostuvo que "cuando se nos preguntó sobre la designación de Viegas dijimos que no nos parecía la persona indicada, pero el rector (Rubén) Hallú decidió que tenía la mayoría para designarlo y así lo hizo".
Sorín agregó que junto a un grupo de consejeros "propusimos para el Pellegrini una instancia para generar un proceso de discusión dentro del colegio, de la cual surgiera el nuevo rector".
A dos horas de que debía iniciarse la sesión del Consejo Superior, la UBA no informó oficialmente acerca de la suspensión de la reunión, mientras que los alumnos mantenían el bloqueo del Rectorado a la espera de una definición. (Cronica)

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