Panorama político

20-6-07

Por Hernán Di Lorenzo

Este conflicto, que mantuvo al colegio convulsionado durante tres semanas, es reflejo de la compleja situación política que está atravesando la UBA.

Es de fundamental importancia poder hacerse una idea clara de los distintos actores y fuerzas políticas que operan en este escenario y tener bien en claro cuales lo hacen en favor de los derechos de los trabajadores del colegio y cuales en favor de otros intereses y espacios de poder.

Una vez más, ignorar la complejidad del panorama político, los pactos y acuerdos entre los sujetos que nos representan y sus “superiores” es ignorar el suelo sobre el que pisamos, y no creo sea necesario aclarar cuales son las posibles consecuencias de tal negligencia.

Afortunadamente, y para poder empezar a entender esta situación, la creciente tensión que se generó entre Ute-Ctera por un lado y AGD, no docentes, alumnos y padres (también ahora Conadu Historica) por el otro ayudó mucho a “mostrar la hilacha”.

El accionar de Ute-Ctera dejó bien en claro su acercamiento a las fuerzas políticas que se encuentran actualmente disputándose el poder dentro de la UBA y la potencial puesta en segundo plano de los reclamos y derechos de sus representados.

Uno de los ejemplos donde verdaderamente se "mostró la hilacha" ocurrió recién hace poco tiempo.
El 5/6 el rectorado “bajo” una propuesta, la cual fue interpretada por Ute-Ctera de una forma muy diferente a la del resto de los actores del colegio.
Según este gremio, la propuesta “nos daba todo” lo que se estaba reclamando, por lo cual era imperativo aceptarla lo más pronto posible.
Se denunció que el resto de los actores, al oponerse a esta propuesta, perseguían evidentemente “otros fines políticos” puesto que semejante muestra de intransigencia solo podría ser reflejo de dicha impostura.

Se llegó incluso a decir que si no se aceptaba rápidamente esta propuesta y no se ahogaba el estruendorozo accionar de las otras fuerzas era muy posible que el rectorado llegue a intervenir el colegio y que todo lo que estaba a punto de alcanzarse podría desvanecerse entre nuestras manos.
Lúgubre panorama nos dibujaban; efectivamente resultaba difícil seguir en una postura confrontativa. De hecho, en ese momento, así voté yo mismo en esa asamblea.

Sin embargo, las otras fuerzas tomaron un curso de acción diametralmente opuesto. Señalaron la debilidad del documento (sin membrete, ni detalles, ni plazos) y consideraron que era necesario continuar la lucha y el reclamo por los puntos del petitorio.

En conclusión, un gremio toma abiertamente una postura metodológica y política y decide en asamblea aceptar la propuesta del rectorado y luego de dos semanas de prolongación (por parte de otros actores) del conflicto se alcanza un acta de compromiso mucho más completa y firme que la anterior.

Ahora, entendiendo que existe un panorama político complejo y que muchos actores están accionado de distintas maneras:

¿ No es cuando menos necio por parte de los trabajadores no reflexionar activamente y poder discriminar como y porqué se obtuvieron estos reclamos ? ¿no es perjudicial para ellos mismos no poder determinarlo claramente? ¿como van a actuar en el próximo conflicto (p. ej. Efectivizar los puntos del acta) si no pudieron extraer conclusiones de este?

¿ No es cuando menos hipócrita por parte de un gremio que planteó claramente un curso de acción arrogarse automáticamente el resultado de un proceso político complejo ?

Puesto que los logros alcanzados no pueden haber surgido de todas las partes, (se plantearon decisiones y metodologías claramente diferentes) el hecho de que muchos de los representados hoy no pueda arribar a una conclusión lúcida de todo este proceso solo puede jugar en detrimento de ellos mismos y de sus propios derechos.

Hernán Di Lorenzo
(Laboratorio)
pellebloger@gmail.com

Fotos rectorado 6-6-07




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